Cierta vez un hombre con la capacidad de ser albañil estaba trabajando en una construcción por mucho tiempo.
Aquel hombre tuvo un patrón de buen corazón, el señor le mandó construir una casa pero como el albañil se sentía cansado construyó la casa sin voluntad y mal hecho.
El patrón por tantos años de trabajo decidió obsequiarle esa casa que el propio albañil había construido. Pero el albañil al ver la casa estaba mal construida se sintió mal consigo mismo. Por lo tanto dijo asimismo. Por lo tanto dijo en si mismo ¿por qué hice mal aquella casa?
Nosotros como alumnos somos como el albañil, porque nos conformamos con las mínimas notas que nos ponen los docentes y así pasamos de grado hasta culminar nuestros estudios.
Pero al postular a una casa de estudios superiores nos damos con la sorpresa que el tiempo invertimos en el colegio, no lo hemos aprovechado y tarde es nuestro pesar, porque no podemos ingresar a una universidad y tenemos que preocuparon para ello.
“Ahora es el momento de aprovechar, mañana será tarde”.
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